La primera impresión cuenta. Nada está exento de ser “encasillado”. Al igual que los colores o los sonidos, los olores producen en nosotros primeras impresiones que contribuyen a crear en nuestra mente una imagen determinada. Cuando elegimos el perfume de nuestra marca o negocio, estamos estableciendo un vínculo con nuestro público a través del olor, y de ello va a depender la percepción que tengan de nosotros.
Los olores que tienen una base de almizcle representan la sencillez, la calidez y la cercanía. Lo Vintage se fusiona con lo actual. El olor de siempre adaptado a los nuevos tiempos sin perder su personalidad.
Cuando lo femenino y el romanticismo son protagonistas, los perfumes florales son el perfecto aliado. Perfumes que hacen de la mujer su musa e inspiración.
Las notas frescas nos transmiten pureza y vitalidad. Son perfumes que dibujan una imagen natural, sin adornos, extrovertida y dinámica.
Las bases afrutadas y dulces definen un concepto boho, libre y sin ataduras. Son olores que nos transmiten positivismo al mismo tiempo que sensualidad y exotismo.
El ámbar es la imagen de la sofisticación, la elegancia y el lujo. La exclusividad llevada al perfume.
Por último tenemos las notas amaderadas y especiadas. Olores que nos muestran una personalidad fuerte y segura, sin miedo a los retos, con iniciativa y liderazgo.
Siendo conscientes de todas estas connotaciones, es importante tener claro qué queremos decir y quién queremos que lo escuche.
Recuerda: El éxito no tiene una fragancia determinada, somos nosotros quienes lo perfumamos.